martes, 2 de febrero de 2016

Cero Varo

Araiza, Legarreta y el dólar: las verdades a medias

Vaya aquelarre el que sostuvieron las redes sociales la semana pasada tras una intervención del programa "Hoy" en donde -de manera inédita en ese matutino de Televisa- se hicieron comentarios acerca de ¡economía!

Primeramente, llama la atención que la dosis de "memes" y hasta insultos se enfocaran sólo a Andrea Legarreta, cuando su compañero de conducción, Raúl Araiza, también aportó en ese segmento con lo que se le ocurría.

Las palabras poco fluidas, improvisadas y como pronunciadas por encargo, sobre todo en una emisión originalmente dedicada al chisme y los horóscopos, desataron tal retahíla de burlas que la actriz reconoció después que “como cualquier revista, tiene también anunciantes y menciones de todo tipo”.

Pese a todo, reducir nuestras reacciones a soberanas mentadas de madre no ayuda mucho a construir un juicio mejor afilado sobre lo sucedido, y más aún a lo que verdaderamente importa: la paridad peso-dólar.

Porque nos podrá o no gustar el mentado programa (con un público que no precisamente encontramos en el "target" de Twitter) pero lo mencionado por estos personajes -contra lo que se pudiera pensar y aunque incomode- no necesariamente se trató de mero rollo ni estupidez.

Fuera una opinión pagada a favor de una visión optimista del mercado, o incluso una auténtica osadía en la rutina de los (a fin de cuentas) actores, lo cierto es que los términos "economía familiar", "China" o "importaciones" se pronuncian igualmente por todos aquéllos con ánimos de opinar, ya sean catedráticos en economía o nuestros propios amigos en una charla de sobremesa.

Y antes de que el lector de este texto frunza el ceño, sin afán de provocación, lo escuchado en pantalla en el Canal de las Estrellas de hecho no fueron mentiras. Más bien fueron verdades convenientemente dichas a medias.

Argumentos de telenovela

Veamos… para empezar, la conductora alegaba que “lo que pasa con la economía mundial tiene que ver con lo que pasa en la economía china”, a lo que Araiza simplemente respondió… “sí, claro”.

Independientemente de qué tan convencidos estaban sobre lo que decían, lo cierto es que la República Popular China es el motor económico para los países emergentes que le venden sus materias primas, demanda que sucumbió ante la reciente desaceleración de la industria asiática que no puede comprarles más.

Además, esta potencia que emparejó desde hace años a la economía gringa ya es cliente básico de recursos energéticos, pero con su industria detenida los precios del petróleo bajan y pegan a los países productores.

México bien puede sentir el coletazo del dragón, pero no tanto como Brasil o Argentina, ya que es Estados Unidos a quien más vende, no tanto a China. “Esto genera nerviosismo”, citó una más nerviosa Legarreta, y pues sí, pero no tanto como para anteponerlo como la gran prioridad mexicana.

El argumento que siguió en esa mañana de “Hoy” lo balbuceó (hay que decirlo en defensa de Legarreta) el “Negro” Araiza: “uno de los efectos en México es que el dólar ahora cuesta más que antes, ya lo sentimos, ya lo vimos todos y eso nos genera (risas) muchas inquietudes”.

De hecho, el dólar ya venía subiendo desde 2015 (efectivamente, no sólo en nuestro país) en parte por la recuperación de la economía estadounidense tras su crisis de 2008. Los ahorradores volvieron a confiar y retiraron el dinero que habían invertido en naciones como la mexicana. Esos dólares, convertidos en pesos al llegar aquí, se cambiaron otra vez por el billete verde, y ante la menor demanda de nuestra moneda el tipo de cambio la depreció.

“Sube por culpa de las economías de otros países que están mal, no es por culpa de nuestro gobierno”, explicaba la ex Fresas con Crema.

Si bien la moneda no se “devalúa” porque ya no existe el tipo de cambio fijo y por decreto de los años 80 (en función del capricho del presidente en turno) ahora se “deprecia” o “flota” de acuerdo al mercado cambiario, pero la responsabilidad permanece aún en las autoridades, y es obligación del Banco de México combatir la volatilidad. No están pues exentos de su deber.

Otra vez Araiza entró al quite: “la inflación es la más baja en la historia (esto es verdad, cerró 2015 en 2.13% anual) y eso significa que aunque el dólar suba, no suben los precios de lo que estamos consumiendo”. Aunque en el pasado el alza-dólar era equivalente a inflación inmediata (porque se ajustaban las expectativas ante un tipo de cambio fijo) los empresarios pueden sufrir mayor costo de insumos y subir eventualmente los precios al consumidor.

En general, fueron estos algunos de los argumentos -a veces galimatías- que tuvieron su mejor contraparte con algunos “tuiteros” que no atinaron más que apostar en absolutos, ya sin importar si quien opinaba era un “televiso” o una persona que, en todo su derecho, rescataba coincidencias del episodio.

“Lo que pasa con el dólar no tendrá impacto negativo en su economía”, fue la sentencia en el Canal 2, expresada por cierto, por Raúl Araiza. Lo blanco o lo negro, así sin matices, sin profundizar en nada, es de hecho el mismo yerro con el que tropiezan también muchos analistas por ahí.

Y no necesitamos ser Galilea Montijo ni Pepillo Origel para caer en lo mismo.

* Este post también fue publicado en EL UNIVERSAL.
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